Sobrecrecimiento bacteriano (SIBO)

Corresponde a las siglas en inglés “small intestine bacterial overgrowth”, sobrecrecimiento bacteriano.

Es una condición que se basa en la presencia excesiva anómala de bacterias en el intestino delgado, los síntomas que presenta son flatulencia, hinchazón, náuseas, dolor abdominal, cambios en la permeabilidad intestinal que evidencian una alteración en la frecuencia y consistencia del tránsito intestinal (tales como diarrea o estreñimiento), fatiga en algunos casos pérdida de peso

Se han identificado como factores de riesgo los siguientes:

– Consumo de fármacos como inhibidores de la bomba de protones, otros que disminuyen la motilidad intestinal como narcóticos, anticolinérgicos y antidiarreicos, también algunas sustancias para combatir el estreñimiento.
– Hipoclorhidria secundaria a gastritis o por los antiácidos mencionados anteriormente.
– Celiaquía, EII, enteritis por irradiación (secundaria a tratamientos en personas con cáncer), adherencias en el intestino, diabetes, enfermedades autoinmunes que causan con alteración de la permeabilidad intestinal, diverticulosis.
– Cambios estructurales post-quirúrgicos.

Los métodos para su diagnóstico, siguen en estudio para elaborar un consenso, actualmente los más utilizados se basan en la medición de hidrógeno producido del metabolismo del suministro de lactulosa o glucosa de las bacterias del intestino en un test espirado. El diagnóstico se consigue ya que las bacterias del intestino no producen por si mismas hidrógeno o metano, por lo tanto indican el metabolismo de estos carbohidratos en el intestino y la exhalación mediante la respiración pulmonar.

El tratamiento consiste en conseguir la remisión y buscar la causa mediante un tratamiento antibiótico y acompañando de una estrategia nutricional específica y personalizada para el paciente, teniendo en cuenta la sintomatología, clínica y sospechas o diagnósticos de otras patologías digestivas que pueda presentar.

Algunas patologías intestinales pueden estar asociadas al SIBO.
-Diabetes e hipotiroidismo, pancreatitis, esclerosis sistémica, rosácea, enfermedad de Parkinson y síndrome de las piernas inquietas.

Entre las consecuencias nutricionales del SIBO encontramos una malabsorción de grasas que puede ocasionar una pérdida de vitaminas liposolubles como vitamina D, relacionada entre otras funciones con la inmunidad y el metabolismo óseo, es frecuente también una falta de vitamina B12 y en ocasiones anemia ferropénica.